Todavía con las historias de Juannis dando vueltas por mi cabeza,
entramos en Manabí, del mismo modo que
jugaban a un sube y baja mis emociones el paisaje iba cambiando; de sierras al
verde amazónico y de repente el olor a costa.
Sentir un golpe de aire caliente y húmedo
es remontarme a mi pueblo a las siestas
de bicicleta escapándome al rio Blanco, feliz de ser una sola cosa, mi cabello,
la remera y zapatillas, porque con 40 grados todo se hace piel… entonces volví al auto entre las risas de
Sofi y la mano de Dani que apretaba la
mía y con la mirada preguntaba si estaba
todo bien; le sonreí con los ojos mientras me despedía de las últimas historias
de Guayaquil, y me acomodé nuevamente en
mi niñez en el asiento de atrás.
En medio de toda esa confusión pensé en el
valor que tiene los deseos…y la responsabilidad que uno tiene cuando los pide…y
así se mezclaron mis ganas de quedarme y el hechizo que tiene Ecuador, al menos
en los argentinos que ya lo bautizamos EcoAmor…
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsyIM05ZH80cx_2tXFJNkCr1mDkKvg-s8IDEmRLtcoB6hw0Ux_HmIQ6KxNkF0OBt0sRFtIb9bkSlEC_Ysj5tiMB3t-qGjwp7EFdP7GooxbwC6qANvD1vYtFdNIB4jQpiW6I5iE-uPixeo/s320/1.jpg)
Puerto López está a la distancia justa en
donde paran los desesperados de playa, los que vienen de las Sierras cabe
aclarar, porque el resto de los ecuatorianos aman Montañita quizás porque está más cerca. Veníamos de
Cuenca así que ese fue nuestro destino antes de ir a las cabañas.
Un partido de vóley fue la escusa ideal para escaparme y poder
reconocernos con el mar que hacía tiempo que no nos veíamos. Después de
escucharlo en secreto nos reencontramos en la caminata… Ya éramos amigos de
nuevo, tan así que hasta el viento quiso jugar , y aprovechando la sabiduría de
los niños envío a uno corriendo para venderme su barrilete y como nuestra
relación esta despojada de dinero quedo inconclusa la operación , no sin antes
remontarlo unos minutos , que yo creo que volaba mas por la mirada de felicidad
de Miguelito que por la técnica que utilizaba.
Las cabañas de turismo comunitario me daban
mucha curiosidad, llegamos a Aguas Blancas después de cenar unos camarones al
ajillo que todavía producen caras y sonidos de placer en mi… ;) Nilo, muy
compenetrado en su papel de anfitrión nos ofrecía Caña de Manabita,
mientras daba las indicaciones para hacer el fuego en el patio, y así arranque
el fogón y la música.
De cómo nos invadió el espíritu de la
comuna esa noche merece otro capítulo, pero tengo en claro que los acordes de
la guitarra y el bum bum de los bongos lo acompañaron, quizás también se valió de las botellas de ron, de todas
maneras es para otro relato …
Como casi todo en las cabañas, la música
también es comunitaria, así que con el canto de los gallos de fondo y una
cumbia cubana, me hice la distraída y amanecí fingiendo no darme cuenta que iba
a ser otro gran día…
Botella de agua, protector solar, distribución de mochilas y cual
viaje de adolecentes todos alborotados nos subimos en la caja de la camioneta
rumbo a Puerto López, imaginándonos a las ballenas e inmortalizando una vez más
a Mobi- Dick pero con un desenlace más y
más espectacular según el interlocutor.
Atinadamente se retraso la salida del tour
y con cara de resignación deseada nos fuimos a desayunar la ensalada de fruta, jugo de maracuyá,
bolones y los infaltables patacones que
veníamos mirando de reojo en las mesas.
Ya asumiendo lo mágico del día, un rayo de sol se asomo iluminando a un
viajero que caminaba distraído. Intrigado por las risas Fidel se acerco a
jugar con nosotras un cachorrito que no se decidía si acurrucarse en los brazos
o hacerse el grande y ladrarle al perro del vecino.
Con semblante de “panza
llena, corazón contento” volvimos a la agencia del tour donde Richard se
presentaba como nuestro guía de alta mar.
Tras una breve caminata llegamos a la
costa, en donde nos esperaba el velero para ir a ver las ballenas. Y como la
mayoría de las cosas buenas se hacen
esperar, estaban probando los motores porque uno de ellos fallaba. Ese
día había activado mi naturaleza, sabía que íbamos a tener suerte, así que nos sentamos a charlar en una
balsa turquesa… conociéndonos los
desconocidos hasta el momento… y yo con ganas de saber las historias de esa
balsa, que muy discreta ella todavía las tiene en secreto.
“Mar adentro” …siempre me
gusto esa frase, aunque mi respeto por el mar pasa más por reconocer su
inmensidad que viene con un dejo de temor, una vez más me encontraba
desafiándome a mi misma y poniendo en jaque a mis miedos. Pero esta vez el
contexto era inverso al temazcal y ya con el placer que te da el coraje y unos
cuantos minutos de sentir pegar el viento en mi cara por la velocidad del
velero, logre comprender la inmensidad de lo que estaba viviendo… la grandeza de una gota de mar en la boca que
hace que todo tu cuerpo comprenda que tiene sal, la maravilla de sentir la
humedad en el cuerpo y saber que es la manera que tiene el mar de darte la
bienvenida, el juego mágico que hace el
sol con las nubes que dejan pasar una leve resolana y de vez en cuando se
esconden dejando pasar unos rayos de luz…En medio de toda esa maravilla, se
manifestó otra suprema!! Unas ballenas comenzaron a jugar muy cerca nuestro!!
Y así comenzó un espectáculo que como dicen
“no tiene precio”…. Ver a esos bichos gigantes moverse y saltar, sin tener
conciencia de su inmensidad haciendo movimientos dignos de atletas olímpicos,
si existiese categoría de ello, es una experiencia indescriptible, te invade
una emoción y felicidad!! Que querés compartirlo con todo el mundo… somos muy
afortunados...
Fue el inicio de una sucesión de momentos
únicos… nos dirigimos a la Isla de la Plata, que para ser el Pacífico el agua
es bastante cálida, y mientras el capitán buscaba lugar para anclar, un grupo
de tortugas marinas vino a saludarnos creo que intuyendo la presencia de trozos
de sandia que usamos para que salgan más a la superficie.
La isla tiene un solo lugar por donde
desembarcar, y dice la leyenda que su nombre responde a que un pirata ingles se instaló en la isla con todos
sus tesoros y que cuando se fue tuvo que
elegir entre su fortuna y se llevo solo el oro y dejo enterrada la plata… yo
creo que el tesoro está en la belleza del lugar y que por humildad le pusieron
“de la plata”… pero los piratas siempre venden mas.
Ya en tierra Nilo nos explico los senderos
que se pueden recorrer en la isla, elegimos el azul que duraba dos horas. La
fauna predominante son las aves, se pueden ver dos variedades de pelicanos, los
de ecuador y los de chile, que tienen la cabeza más clara. Emprendimos la
caminata y de repente se comienzan a escuchar ruidos por las hojas secas, eran una especie de lagartos
pequeños que habitan en la zona.
Si bien ya nos habían
alertado que íbamos a encontrarnos con los piqueteros
de patas azules, fue muy emocionante toparse con ellos en pleno sendero,
son unas aves muy graciosas y presumidas, estaban en época de apareamiento,
entones la hembra tiene que elegir macho, generalmente entre tres, en donde
ellos despliegan toda su habilidad de conquista haciendo una danza con las alas
alrededor de ellas, mientras emite unos sonidos agudos y la hembra le responde
con sonidos más graves ( o al revés ya no me acuerdo bien) parte del cortejo es
regalarle unas ramitas demostrando su capacidad de proveedor quizás. Una manera
de diferenciarlos es que la hembra tiene
las pupilas más grandes.
Una vez que llegamos a la cima del sendero, pudimos ver a la fragata que también en plan de conquista
cuando esta posada en una rama infla su buche rojo lo que más puede y así
conquista a la hembra quien después de observar a los candidatos elige uno.
Había otras especies, que muy sabiamente están en lugares en donde no podíamos
acceder por protección de la especie, los piqueteros
de patas rojas y los albatros.
Descubrir la belleza de isla fue único,
reconocer que la naturaleza es tan generosa de hacer cada lugar especial, creo
que es un don que todos tenemos pero que hay que ejercitar. Tan así fue el
descubrimiento que en un momento quisimos ser un árbol, hay registros del mismo
y es a libre interpretación del rol de cada uno, por las dudas aclaro que soy
una flor…jeje
Una vez de nuevo en el
barco, recibimos el merecido almuerzo, con un postre que como no podía ser de
otra manera consistía en tarta de banana y por si te quedabas con ganas de más
tenias una banana también!!..jeje Casi
con el último bocado en la boca nos comenzamos a organizar para hacer snorkel,
cuando de repente una mancha negra pasa al lado del barco… una manta raya
gigante!!! Nos sorprendió a casi la mayoría sin el equipo pero Fran que la pudo
ver en el agua dijo que era impresionante verla volar… tuvo la suerte de
quedarse con esa imagen en su retina, y nosotros con la nuestra …
Sumergirse en otro mundo es mágico!!! Ver
todos esos colores, esos movimientos que son ajenos a nuestra condición, esas
especies…te maravillan tanto que una vez más desee ser parte de su universo…
Y
así pensando la manera en como tenía que practicar para obtener más aire y aumentar mi autonomía bajo el agua emprendimos
el viaje de regreso, todos con una sonrisa cómplice por las vivencias del día…
Llegando a la costa, vimos la clásica
imagen de un barco desechando restos al agua y miles de aves revoloteando
alrededor, hasta podías definir su silueta del barco por las aves posadas en
él. En donde era inevitable pensar que pasaría si todas deciden aferrarse al barco
y volar….o cuantas aves son necesarias para echar a volar el barco?? Y así
miles de preguntas sin respuestas, pero de esas que roban una sonrisa…
Mi última cena ecuatoriana fue tan rica que
me olvidé que fué, demasiado bueno para recordar…
Ya todos listados para salir emprendimos la
azaña de subir NUEVE personas al auto de Dani…..si si leyeron bien NUEVE!! Nilo
y su familia estaban intrigados como íbamos a hacer así que salieron a observar
la azaña. Y evocando al refrán “más vale
maña que fuerza” nos acomodamos todos y partimos a Montañita a conocer la noche
alocada de ese lugar…
Casi como me lo imaginaba, bares, puestos
de comidas y las calles abarrotadas de gente que caminaba y se movía al son de
la música, nos sumergimos en el ritmo de Montañita. Tan así que ya al amanecer
por un descuido desapareció mi bandolera, con pasaporte incluido. Teniendo en
cuenta que mi vuelo de regreso a Argentina partía 9 horas más tarde, puedo
decir que me preocupe, pero gracias a la velocidad de Dani para manejar de regreso
al bar, la astucia de Lucas y a mi
condición de amuleto, logre recuperar mi pasaporte y salir volando a Guayaquil
a tomar mi avión.